lunes, 17 de septiembre de 2012

Imágenes adecuadas


Cito al veterano Jonas Mekas cuando afirmaba el año pasado, en La Casa Encendida de Madrid, que el cine había muerto como forma artística, como material de trabajo ya solo nostálgico y anacrónico para unos pocos. Las palabras “cine”, “rodar”, “filmar” o “película” debían ser censuradas. De nada sirven las precauciones institucionales, los miedos, las reservas. La realidad nos dice que estamos en un cruce de caminos donde desaparece un género de expresión tradicional y surge un espacio nuevo, todavía caótico, peligroso justamente por su ausencia de límites: el llamado “audiovisual”.

Pretendemos en este blog abrir un breve espacio en el que comentar, discutir y reflexionar sobre las manifestaciones artísticas del que sigue siendo “el séptimo arte”, el más vivo de todos porque aún está en plena transformación hacia nuevos horizontes creativos

Su objetivo, sin embargo, debería ser siempre el mismo que definiera con bastante lucidez el alemán Wim Wenders en 1985. Sus palabras abren el documental Tokyo-ga en el que, cámara en mano, recorre el Japón de la modernidad en busca de huellas que le descifren la personalidad de Yasujiro Ozu, uno de los grandes cineastas del siglo. El cine tendría como “esencia y función ofrecer una imagen del hombre de nuestro siglo, una imagen útil, verdadera y una imagen válida en la que no solo se pueda reconocer, sino que aprenda, además, algo de sí mismo”.



Durante ese viaje cinematográfico –ese sí que lo es–, sin ruta marcada, en plena búsqueda de un secreto borroso, Wenders se encuentra con Werner Herzog en el piso alto de una torre de Tokio. El gran director alemán contempla el paisaje urbano con ojos profundos y comenta que “ahora quedan pocas imágenes, (…) las imágenes ya no son posibles. Hoy hay muy pocas personas en este mundo que luchan por la necesidad de imágenes adecuadas. Tenemos una gran necesidad de imágenes que estén en armonía con nuestra civilización y nuestra intimidad más profunda”.

Aunque Wenders discrepa de Herzog, y opina que cualquier imagen se tornará pura mediante su atenta contemplación, estas palabras son el punto de partida idóneo para nuestro blog. Busquemos pues esas imágenes adecuadas para hoy y para ahora. Quizás sean las grabaciones en vídeo de Jonas Mekas, alegres e intuitivas; las indagaciones realistas de Wenders, siempre en “falso movimiento”; los silencios y las miradas en la poesía cotidiana de Ozu o las ambiciosas, puras, transparentes e insólitas imágenes de Herzog, quien “iría a Marte o a Saturno si una nave especial le llevara” para encontrar esos planos significativos que nos descubran, que nos revelen, al fin, quiénes somos y a dónde vamos. Para eso se hacen las películas ¿o no es así?





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