miércoles, 19 de septiembre de 2012

Basta un rostro

Basta un rostro para alumbrar una película. Un rostro femenino, poliédrico, de secretas simas. Anouk Aimee en Un hombre y una mujer (Un homme et une femme, 1966). Liv Ullmann en Persona (1966). Anna Karina en Vivir su vida (Vivre sa vie, 1964). Juliette Binoche en Azul (Bleu, 1994), en La cita (Rendez-vous, 1985) o en El paciente inglés (The English patient, 1996). De hecho, basta el rostro de Juliette Binoche para alumbrar cualquier película. Kiarostami no la olvidó en su oda a las facciones femeninas que es Shirin (2008). En Ellas (Elles, 2011) de Malgorzata Szumowska, su mirada es el centro sobre el que gravita lo demás a su alrededor.



La excusa narrativa apenas cubre el ciclo de un día natural. Comienza con una secuencia de mañaneo y despertar somnoliento y termina con una conversación nocturna entre el marido y la mujer. En ese espacio de tiempo crece con alma de jardinero un relato insinuado e insinuante, narrado en susurros, primeros planos, desenfoques sutiles e introspectivos. Cámara en mano, por supuesto. Bajo una estructura fragmentada que dispersa las emociones en cuadros interconectados por el artículo que intenta escribir el personaje de Juliette Binoche. Tres historias de mujeres que, a través de la comunicación de sensaciones íntimas, se van asimilando de forma progresiva en sus comportamientos, en sus dudas, sus secretos.

Así la película se arrastra lánguida, suave, al borde de la anemia dramática. Por sus imágenes se diría que fluctúan ciertos temas interesantes que convencen menos cuanto más se tratan en relación a estereotipos: la liberación de la mujer, la realización personal, el concepto de familia, la prostitución como metáfora y como trabajo remunerado. Guarda relación el discurso de Szumowska con La tormenta de hielo (The ice storm, 1997) de Ang Lee, pues ambas describen la indefensión de sus personajes ante el cambio de mentalidad, el derribo progresivo de los baluartes morales asignados por la tradición; si bien represivos también confortables, en cierto modo.


Esa indeterminada narración que establece la película, y que la suspende en su indolencia de lago, acaba por sustentar la propia indefinición de las mujeres. La práctica voluntaria de la prostitución supone el origen de un seísmo que contradice todo lo demás, como una pregunta que al pronunciarse derrumbara las certezas erigidas hasta entonces. Malgorzata Szumowska, la directora polaca, retrata los cambios de luz y color en los rostros como si en sus emociones microorgánicas residieran las respuestas al conflicto. Pero los rostros también son máscaras que se interponen a menudo frente a esa verdad resbaladiza que se escurre y se escurre por las imágenes de la película.

Elles. Directora: Malgorzata Szumowska Guionistas: Malgorzata Szumowska y Tine Byrckel. Intérpretes: Juliette Binoche, Anais Demoustier, Joanna Kulig, Krystyna Janda, Louis-Do de Lencquesaing. 96 minutos. Francia/Alemania/Polonia, 2011. 



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