Empecemos con un
pequeño spoiler. ¿Qué es lo mejor de Eva? ¿Qué significa ese título
que, a primera vista, recuerda tanto a Lo mejor de mí (2007), la
ópera prima de Roser Aguilar? ¿A qué se referirán los creadores de la película
con ello? La respuesta la encontramos en los minutos finales, pero es una voz
en off la que nos lo confiesa de forma literal. Lo mejor de Eva es, ni más ni
menos, "la vida que nunca tuvo", es decir, el personaje que nunca
fue, la película que podría haber sido, la que nunca llegó a rodarse; lo mejor
de Eva es algo que no vemos ni veremos. Lo mejor de Eva no es más que un
guantazo de Barroso en la cara del desdichado espectador.
Mucho peor. Resulta que
es cierto, que la mayor cualidad de una película como Lo mejor de Eva
(2012) es el surtido de películas, de historias, de relatos que podría haber
sido y que, al final, no fue. Porque, a fin de cuentas, ¿qué nos quiere contar
Barroso con esta trama de asesinato y corrupción? Seguramente algo sobre las
consecuencias de una educación represiva, de una sociedad hipócrita donde solo
unos pocos privilegiados tienen el derecho a liberar sus instintos de forma
impune. Lo dejo como una propuesta personal, tan válida como cualquier otra,
porque sería mucho más fácil citar las palabras con que abre y cierra el
narrador y que nos describen, de forma explícita, los sentimientos y
frustraciones de la protagonista: una jueza instruida por su padre desde que
era niña para juzgar, decidir, dividir a las personas entre inocentes y culpables.
Eso, al menos, nos dice ella.
Desconozco quién es el
guionista Alejandro Hernández, pero ninguna de las películas que le he visto me han convencido. Ni Hormigas en la boca (2005), el intento más
ambicioso de Mariano Barroso y, en gran medida, el más fallido, ni Malas
temporadas (2005), la peor película de Martín Cuenca. Su influencia en Lo
mejor de Eva debe de ser determinante, pues Barroso ha demostrado ser un
gran director cuando ha tenido al lado a Juan Cavestany, a Joaquín Oristrell o
a Luis Marías. En esta, su peor obra, se les ha olvidado esconder las
hechuras del trabajo con una dejadez impropia de guionistas expertos. Por
ejemplo con la figura de la hermana de Eva, que aparece como intermedio del
relato criminal con una regularidad, y unas frases de apuntador, más que
sospechosas, siempre para escuchar a la jueza o para decirle lo que debe o no
debe hacer. Desde ahí lo demás es disparate.
Parece que fue un
espejismo el éxito de dos obreros como Daniel Monzón y Enrique Urbizu en los
Premios Goya de 2010 y 2012, respectivamente. En el cine español sigue sin haber espacio para
los buenos artesanos. Antonio Hernández acaba de rodar El capitán Trueno
(2012), ahí lo dejo. Grupo 7 (2012), de Alberto Rodríguez, el mejor thriller
español de la temporada, no se hubiera rodado sin la participación de Mario
Casas, el ídolo juvenil de moda y de intratable dicción. En cuanto a Lo
mejor de Eva, si ha logrado cerrar su presupuesto, ha sido rindiéndose
ante el famoso “Duque” como protagonista, cuyo trabajo de personaje es tan
terrible cuando se propone interpretar “en serio” como terrible cuando muestra
músculo y sonrisa de gimnasio a una impertérrita -por perdida- Leonor Watling.
En fin, que es una pena
escribir sobre películas fallidas, pero es más triste ver a un cineasta
interesante rodar una obra de este palo: aséptica, fría, inútil, demasiado
madura para adolescentes y demasiado superficial para adultos. Lo mejor de
Eva es la vida que nunca tuvo. Estos son los restos.
Lo mejor de Eva. Director: Mariano Barroso. Guionistas: Alejandro Hernández y Mariano Barroso. Intérpretes: Leonor Watling, Miguel Ángel Silvestre, Nathalie Poza, Adriana Ugarte. 93 minutos. España, 2012.
Lo mejor de Eva. Director: Mariano Barroso. Guionistas: Alejandro Hernández y Mariano Barroso. Intérpretes: Leonor Watling, Miguel Ángel Silvestre, Nathalie Poza, Adriana Ugarte. 93 minutos. España, 2012.
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