Deben de existir muy
pocas películas en la historia del cine que hayan sido escritas, dirigidas e
interpretadas por los miembros de una misma familia. Pienso ahora en Dublineses (The dead, 1989) de John Huston junto a sus hijos Tony y Angelica, o
incluso en algunas obras de Francis Ford Coppola como El Padrino (The Godfather, 1972). En todo caso, un número exiguo que podría justificar la
controversia surgida en torno a Carmina
o revienta (2012), el debut como director de Paco León dirigiendo a su
madre, Carmen Barrios, y a su hermana María León.
Controversia por partida doble, pues comienza en su intento de ofrecer la película
simultáneamente en todos los formatos, una táctica que ya debería ser habitual pero
que se ha encontrado con múltiples oposiciones en el seno de la industria española. Poco
se puede discutir sobre un tema tan manido como de obvia respuesta, pero lo
que sí me ha sorprendido a estas alturas son las confusiones producidas
por el género de la cinta, a la que algunos han tratado como documental, otros
como mockumentary o como juego entre
la ficción y la realidad. Me sorprende y me extraña que muchos críticos hayan
confundido la vida real de sus actores con los personajes que interpretan,
suponiendo que la base autobiográfica de muchas escenas –en el fondo no tantas–
implicara un compromiso con lo real, y digo la palabra real, por supuesto,
siempre entre comillas. Basta decir que, si el personaje de la madre lo hubiera
interpretado pongamos que Carmen Maura, esta discusión nunca hubiera tenido
lugar.
Carmina
o revienta es, desde cualquier punto de vista, una película de ficción,
con un presupuesto de más de cien mil euros y una composición de la escena
eminentemente teatral, sea esta improvisada o de estricto trabajo de dirección.
El hecho de que muchos personajes hablen a cámara en largos monólogos, por
ejemplo, ya lo había hecho Woody Allen en los años setenta, incluyendo, de
igual manera, datos de su vida privada en el desarrollo del guion. Suponemos que
los personajes son parodias, o tiernas caricaturas, de la familia del propio León,
pero su papel está convocado por el desarrollo de la trama: el robo de unos
jamones que funciona como mcguffin
para la afluencia de situaciones con un humor de Almodóvar modesto y andaluz.
Por si quedara el más
mínimo rescoldo de dudas, despeja el panorama la cita que cierra la
narración. “La diferencia entre la ficción y la realidad es que la ficción
tiene más sentido”. El propósito de una película como Carmina o revienta no es, en ningún caso, reflejar una realidad
que, además, se intuye poco agraciada en su asomo de cine social, sino realizar
un homenaje cálido, personal y sincero a la madre del director y con ella a la
esperanza, la naturalidad y el afán de supervivencia de todas las mujeres
luchadoras de nuestra eterna intrahistoria.
Setenta minutos son
suficientes para ello, y su gran mérito consiste en amenizarnos un relato
intrascendente con una comicidad fresca, cotidiana, construida con una humildad
y una falta de pretensiones tan notable como agradecida. Puede que Carmina o revienta vaya a ser recordada
por su arriesgado modelo de distribución, o por los premios recibidos en el
Festival de Málaga de 2011, pero si resulta un modelo a seguir en alguno de sus
aspectos, es como cine barato, casi amateur,
realizado al margen de una industria moribunda que ya no ampara ni a sus hijos
predilectos, es decir, los del medio televisivo.
Carmina o revienta. Director y guionista: Paco León. Intérpretes: María León, Carmen Barrios, Paco Casaus, Ana Mª García. 71 minutos. España, 2012.
Carmina o revienta. Director y guionista: Paco León. Intérpretes: María León, Carmen Barrios, Paco Casaus, Ana Mª García. 71 minutos. España, 2012.
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