jueves, 21 de febrero de 2013

Diálogo de besugos ("In another country")




Tres películas han coincidido el pasado año 2012 que tratan el mismo tema de la relación entre la literatura y la realidad. Me refiero a En la casa (Dans la maison, François Ozon), Ruby Sparks (Valerie Faris y Jonathan Dayton) y esta In another country (Da-reun na-ra-e-suh) del director y guionista Hong Sang-soo. Una película europea de calidad, una película independiente norteamericana y esta coproducción entre Corea del Sur y Francia que se ha visto en el último Festival de Cannes con críticas en su mayoría positivas. Su autor, cineasta de las relaciones humanas y de las diferencias entre el cine y la vida, se cuenta desde hace unos años entre los hijos predilectos del certamen francés. En el mayor mercado del cine mundial, su cine refrescante, de apariencia improvisada e ingeniosa, supone una bocanada de aire fresco entre tanto aliento contenido. La ligereza es, precisamente, la cualidad que mejor define a In another country. En efecto, la película “se parece mucho a algo que se escribe en una servilleta y se rueda en una tarde” como escribía un crítico de los Estados Unidos. Aunque no en un sentido peyorativo –tal como él pretende– sino dicho con envidia de la libertad creativa que exhibe el cineasta coreano. A un ritmo de dos películas al año –películas baratas, de producción mínima–, Hong Sang-soo conserva esa fluidez que identificaba al Woody Allen de sus primeras décadas. 

Una mujer francesa –Isabelle Huppert– visita una casa de huéspedes en la costa de Corea del Sur. Lo hará tres veces con tres pasados distintos, tres motivaciones variables pero el mismo resultado final, ya que conforma –en un nivel superior– el proceso de escritura de un guion a cargo de una joven inexperta. La película –de apenas hora y media– se compondrá de las rescrituras sucesivas de un mismo relato con posibilidades infinitas –como, en cierto modo, ocurría con Holy motors (Leos Carax, 2012)–. Nos demuestra con ello Sang-soo que cada pieza de un relato puede intercambiarse y manipularse en una misma cadena sin alterar el trasfondo del mensaje. Es, por tanto, un ejercicio de gramática audiovisual mediante un juego de muñecas rusas que se superponen al relato primigenio de la estudiante.

Durante su búsqueda de un pequeño faro de dudoso interés turístico –metáfora de esa luz que ansía la mujer–, Huppert se dedicará a recorrer las calles de su barrio –como la propia película inacabadas, descuidadas– y a introducirse en tortuosas conversaciones que responden exactamente a lo que aquí, en España, llamaríamos diálogos de besugos. Quizás por los recursos limitados de la joven autora, quizás por la barrera del idioma de Anne –de ahí su título–, quizás porque la comunicación entre los seres humanos sea solo una utopía, los personajes de In another country son incapaces de entenderse a pesar de sus esfuerzos; son incapaces de transmitir sus sentimientos por medio del lenguaje, aunque también puede ser el lenguaje el que sea incapaz de dar cuenta de sus desconciertos y confusiones personales.

Mediante un humor absurdo digno de un Beckett o un Ionesco, la película de Hong Sang-soo nos cuenta, sin embargo, un relato amargo sobre la soledad inherente al ser humano. En la secuencia más hilarante del film, Anne intenta encontrar respuestas en la sabiduría de un monje del que solo consigue aumentar su confusión –la de ambos– en un laberinto sintáctico inexplicable tras el cual resuelve acostarse con un socorrista sin demasiadas luces. Y de nuevo a buscar el esquivo faro. Escondido tras la indirecta inspiración de la joven escritora, el cineasta coreano realiza así una sátira de los problemas de comunicación o de código que nos impiden satisfacer nuestras necesidades sociales. Ese código bien podría ser la carta que Anne le escribe al socorrista pero que este no puede descifrar a pesar de que conoce el idioma: simplemente no entiende la letra. Imposible no sentirse identificado con semejante sucesión de despropósitos emocionales pues, en ocasiones, las personas somos como ellos, torpes personajes de un guion deslavazado que recrea para nosotros otro guion impecable. Magnífica película coreana.


In another country (Da-reun na-ra-e-suh). Director y guionista: Hong Sang-soo. Intérpretes: Isabelle Huppert, Yu Jun-Sang, Moon So-Ri, Jung Yu-Mi, Yoon Yeo-Jung. 89 minutos. Corea del Sur, 2012. 

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